Diablo 2.0




Era de esperarse. Se levanta todas las mañanas con la canción autopista al infierno y sus cuernos se enredan sin falta entre las sábanas. 

Esclavo de las redes sociales, sus sueños son un post o una línea que compartir. Y se martiriza por la cantidad de "me gusta" que pueda recibir. Esa es la verdadera pesadilla, no las llamas que rodean su cama. 

Está acostumbrado al calor, y desde hace años no le habla a su padre. Son esos "daddy issues" como dirían los gringos que toman un gran pedazo de su personalidad. Tiene sirvientes y personal a su cargo. Aunque en los últimos años el desempleo gana terreno. 

Cerró la división de torturas, así como la de egos. Amplió el deposito de almas porque las estadísticas indican que es el servicio más solicitado. Desde el purgatorio llegan miles todos los días. Unas más podridas que otras. Acostumbradas a la maldad. 

Siente que perdió poder. Desde su último gran truco: convencer a todo el mundo que no existe. No ha ganado titulares en los periódicos. Ahora, unas cuantas bombas y comerciales de televisión son suficientes para infundir terror. Su imagen, tiene serios problemas de marketing. 

Todos los días es el mismo trabajo: contabilizar a los condenados, clasificar, tratar que se queden quietos y que respeten un poco al Príncipe de las Tinieblas. 

Se siente solo. 
Nostálgico. 
Deprimido. 
Suicida, y....
azotado. 

Nunca se lo imaginó. No lo esperaba. Los humanos, le robaron el trabajo. 

J. Díaz

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