Cupido carga un arma (Oda a Marilyn Mason)



Gemía y con cada movimiento de cadera empeoraba su sinusitis. La excitación alcanzaba la gloria con gotas de sudor que sabían a vino tinto corriendo por su frente. Entre la rectitud de su miembro y las hendiduras húmedas de la musa, no cabía una flecha. Ni una duda. Siempre que regresaba al campo de los dioses, buscaba a las "retozonas" desprevenidas y las embestía sin permisos o acuerdos. Se graduó como el primer depredador sexual de la historia. Aquel querubín gordo y en pañales, en pleno siglo XXI, cambió el arco por una pistola punto cuarenta.

Es obsceno. Declama su paridad con los programas de realidad que hay en la televisión. Esos, donde emparejan a los desprevenidos sentimentales. Y a unos cuantos actores también.

Se olvidó de las caras risueñas que lo representaban en el renacimiento, y ahora opta por los tatuajes de la astucia que cubren parte de su cuello y brazos. Lo que no perdona es aquella contextura infantil que le quedó desde que el padre de los dioses lo creó. "Un maldito maní entre las piernas", es su lema cuando está borracho y apunta a las entrepiernas de los mortales. Sufre un gran complejo y envidia hacia el pene.

Aprovecha su invisibilidad y ronda por los retenes de lo femenino. Tiendas de ropa interior y baños son sus preferidos. Se disfraza de aquella bruma que despliega el agua caliente o de los olores que traen las estaciones del año. Y ahí, en su viaje voyeurístico, se masturba con fuerza ante la ingenuidad de las ninfas. Lo que sale de aquella complacencia personal es un líquido que se difumina en el ambiente y huele a flores. La esencia de la primavera.

"Tremenda mariquera. Llegar, y chorrearte las manos con aceite de puta". Es Cupido para los romanos, y Eros para los griegos.

Lleva miles de años juntando a aquellas parejas que dicen quererse y lo que en realidad quieren es cogerse. "¿Por qué crees que llevaba arco y flecha? Máximo representante de la penetración de un objeto erecto en otro blando y húmedo por dentro", una teoría que reparte en todos los antros del mundo. Se dice que tiene un harén por la India, cinco esposas en el Medio Oriente y unas cuantas escorts que le reportan ganancias en los Estados Unidos.

Hizo del amor su negocio.

Odiado y amado. Se actualiza en lo cursi por las redes sociales, y no tiene miedo de asesinar a los que se encuentran embelesados con los versos de amor. Al final, lucha por la libertad del negocio y le importan muy poco quién se acuesta con quién. Lo que necesita es satisfacer sus delirios de grandeza sobre el corazón, y saciar la lujuria de los que se creen poetas del sexo o Casanovas del orgasmo.

Apuesta a los violadores y demás asesinos. Sí, él que representó lo rocambolesco -el lugar común- del true love, hoy es un sociópata aliado con uno de sus abuelos (Hades), para llevarnos como ovejas al matadero.

Cuidado, mucho cuidado, con aquellos humanos que dicen amarte desde el primer momento que posan sus ojos sobre ti. Precaución con los que hacen de la intensidad una herramienta de "conquista", y lo representan con aluviones de poesía. Alerta ante los que difuminan la libertad con la necesidad de "amarnos para siempre". Son ellos los que desmontaron su inteligencia ante los susurros de un gordito con pene de probeta.

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