¿Recuerdas?



Te volteaste y dijiste: "necesito dejar de quererte".

Recuerdas el beso bajo la lluvia. Cuando me dijiste que nunca lo habías hecho. Yo pensé que era el momento perfecto y me lancé. Te tomé de la cintura y te bese con todas mis fuerzas. Empapados y felices. Idiotas e ingenuos.

Recuerdas comer pan con diablitos. Subir a tu casa y hacer el amor. Comer pan, mucho pan. Chucherías y hacer el amor. Dormir relajados, entre los brazos. Entre el éxtasis y el amor. Relajados con la respiración corriendo como reloj suizo. Mientras me susurrabas: "te amo".

Recuerdas la falda azul. Los libros. Las conversaciones sobre la vida. Mientras yo te desnudaba con los ojos. Tus rulos cubriendo parte de tu cara. Las caminatas por el bulevar y comer pizza. Mucha pizza con helado. Y me moría cuando olía tu piel, cuando rozaba tus manos y te abrazaba. Esa certeza de meterme en tu alma.

Recuerdas todo lo malo. Las mentiras. Los secretos y la persecución de la discordia. Esas amantes. Esos amantes. El juego del gato y el ratón. Los gritos y la ira. La intensidad a flor de piel entre la astucia de dos personas inteligentes. Y como llorar se convierte en moneda corriente. Con las ganas de correr, de volar, de ser libres.

Recuerdas las caminatas a caballito. Cuando me pedías que te cargara como un bebé. Y que no te mintiera, y que tú me colaboraras. Tantos adjetivos, calificativos y adverbios que son éste amor. Tanta literatura hecha rápido. Tanta poesía desgastada en suspiros y nostalgia. Lo recuerdas, ¿verdad?

Yo también.

Te prometo que olvidaré eso de dejarme de querer. El resto, se quedará conmigo.

J. Díaz.

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