Caerse de la cama.


Es como caerse de la cama. Esa realidad que arropa y te lleva al abismo. Una caída constante, que sin importar los amaneceres, no se va. 

No saber qué hacer. Lamentarse de uno mismo. Es patético. Como la serenidad de la vida que pasa sin pedirte permiso. Te das cuenta de todo lo que pudo ser, y no fue. Un maldito cliché. 

Quizás debas tirar la toalla. ¿Quién se preocupa por la constante depresión? ¿Por las condiciones en las que respiras? Tal parece que nadie. Todos tienen algo mejor que hacer. 

¿No sabes hacer otra cosa que dar lástima? ¡Por favor! Los pormenores de tu debilidad no son importantes para el resto de nosotros. Tú puedes hundirte en la miseria. Los demás pasaremos por un lado. 

Recobrar las fuerzas no debe ser difícil. Tu sangre sigue el mismo camino por las venas. Las necesidades no cambian, solo la manera de satisfacerlas. Así que levántate y camina sin descanso. 

Tus decisiones son el mayor defecto. No tienes la integridad para comprender que lo justo pasa por lo honesto. Y la claridad que tienen los villanos, la obtuvieron al dejar los escrúpulos. ¿Tú eres un villano? 

Si lo eres, vive como tal. No pretendas sumergirte en la redención de los nobles. Y en la moralidad de los puritanos, cuando tus actos te construyeron la cárcel que ahora habitas. 

Es simple. Hamlet lo dijo: "ser o no ser". Sin nada de poesía o cantos a la deidad de turno. Nosotros podemos levantar los muros o destruirlos. 

Es como caerse de la cama. 

Date cuenta de los tesoros que se esconden en los sueños. No pasar frío porque tienes a esa persona que te calienta. En todos los sentidos. Sentirte un cobarde por no responder ante los retos que trae poner un techo sobre tu cabeza. 

Ver a tu mujer con tus camisas. Adivinar sus formas debajo de la tela. Jugar a que son niños y no salen de los juegos que adivinan las caricias. Dejar de jugar, y adentrarse en el trajín de quererse con los mandamientos de la sinceridad. 

Mentir, y no salir del río de engaños. Es el motivo por el que tu piel se arruga y se entrega a la desesperación. Vives la falsedad de tus delirios y a la sombra de tus complejos. 

Nos hace daño confiar en la procesión de eventos. Nunca serás tan bueno como tu pretensión y no menos que tus habilidades. No hundas pero tampoco dejes hundirte. 

Solo queda escribir. Confiar en la capacidad de llenar páginas con las líneas que nos aseguran un legado. Universal o no, un legado capaz de respetar nuestro nombre. 

Porque si te caes de la cama. Al menos, cuida que todo el mundo respete al que se cayó. 

Jefferson Díaz. 

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